México, 29 dic (PL) Donald Trump amenazó a México con cerrar la frontera como si en lugar de castigar a los demócratas por negarle el financiamiento al muro que pretende construir, fuesen mexicanos quienes lo obstaculizan.
México ha repetido en infinidad de ocasiones que no es un muro, por muy alto que se construya, lo que impedirá las crisis migratorias como la actual centroamericana.
Sino abatir las causas que lo generan y para ello ha propuesto un plan de desarrollo económico y social para Guatemala, Honduras, El Salvador y algunas regiones mexicanas, que Trump le ha dado la espalda a pesar de haberse comprometido a apoyarlo con capital público y privado.
Condicionar al cierre de fronteras la decisión de los demócratas en la Cámara de Representantes sobre el costoso financiamiento del muro es una aberración por las negativas consecuencias que aparejaría y lo difícil que en la práctica sería concretar un cierre de la naturaleza que él propone.
Cerrar esos pasos que conectan a Estados Unidos con uno de sus principales socios comerciales y principal suministrador de una decisiva fuerza de trabajo para las regiones agrícolas del sur estadounidense, sería un problema mucho más caótico y oneroso que el que Trump enfrenta en estos momentos con los centroamericanos por su irracional política de tolerancia cero.
Tal medida significaría en los hecho pérdidas multimillonarias para los productores norteamericanos que emplean trabajadores mexicanos, una paralización del enorme comercio fronterizo entre los dos países y una reducción fatal de ingresos para los dos países derivados de los gastos comunes de una gran masa de consumidores.
También la posible bancarrota de productores estadounidenses que no podrían suplir la mano de obra barata importada por la propia.
La lógica indica que no serán los demócratas precisamente quienes van a ceder y satisfacer su ego otorgándole los miles de millones de dólares que está pidiendo Trump para erigir el muro que no va a aguantar la migración centroamericana ni mexicana.
El asunto es que Trump, con su proteccionismo y chovinismo descontextualizado no quiere atacar las causas del éxodo masivo que son la miseria, la violencia y la falta de oportunidades para quienes huyen del caos, la delincuencia, la muerte y el sufrimiento, que sí lo está haciendo México con su programa de desarrollo económico y social hacia Centroamérica y el cambio radical de su política migratoria.
Por el contrario, puede darse el caso de que los demócratas acepten su reto para ver si es verdad que cierra la frontera y su régimen se acaba de desbaratar.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, por su parte, aseguró que no se confrontará con su homólogo de Estados Unidos, Donald Trump, sobre el eventual cierre de la frontera entre ambos países.
Es un asunto interno de los Estados Unidos, de dos posturas y preferimos abstenernos. Además, estamos buscando mantener siempre una muy buena relación con Estados Unidos, no queremos ser imprudentes. No consideramos que debamos de participar, opinar, sobre este asunto», afirmó de manera muy clara el mandatario mexicano.
Por las dudas, López Obrador envió este fin de semana a una delegación encabezada por los secretarios de Defensa y la Marina a inspeccionar la zona fronteriza y analizar las condiciones en la ahora convulsa región.
Allí el caos se mantiene por las trabas que impone estados Unidos a los miles de centroamericanos que están apostados en la frontera dentro de un limbo legal porque las autoridades migratorias norteamericanas no les dan o demoran mucho, una respuesta a sus demandas de asilo.
En su última rueda de prensa matutina, López Obrador reiteró que esa postura no implica que su gobierno deje de defender los derechos de los migrantes que intentan llegar a los Estados Unidos.
«Obviamente vamos a defender nuestra soberanía, a los migrantes, ya hemos dejado de manifiesto nuestro respeto al derecho de los seres humanos a buscarse la vida, a migrar», dijo. Más claro ni el agua.
¿Qué pasaría si Trump cierra la frontera con México?
Por Luis Manuel Arce Isaac